lunes

Herida

Bésame que tengo llanto de bandoneón en las comisuras, con unas coordenadas exactas a tu oído, mi pedido entre nuestras lejanas distancias donde tejo y destejo a placer mis ansias.
Porque un día no muy lejano se me puede quitar el miedo a tocar tus sombras, a perder el asombro, a entregarme en cuentachorros, a que tal vez se me escalofríe la nuca con un sos mía, con un sos suave, con un sos.
Besame que te quiero extrañar con motivos, con tus exactitudes y con tus labios. Aunque me hayas mil veces negado, borrado con el codo, malcomprendido y chamuyado.
Porque un día en el que no me quepan los ojalá me mires, te voy a decir a riesgo de quedarme corta, que me encanta tú sonrisa elegante, y tus maneras de no decir las cosas por su nombre, me encanta sentir vértigo con tus vestigios y seguridad con tus certezas esporádicas.
Besame porque no te quiero solamente del suelo a tus pies y porque hay pandemia de perdices no comidas en los finales de los cuentos, porque tus heridas como tus labios me disfrazan de sal la epidermis de necesitarte tanto y tan mucho en esta morada.
Porque un día ajeno, te voy a retar por tus silencios agudos, por jugar conmigo al hombre y a la mujer, y esperarme en cada esquina y guiñarme el ojo de caballero que se sabe en mente.
Besame sin exiliarme de tus sueños, sin ausentar tu mano eterna de mi cabello enredado.
Porque un día ya no tan lejano se me van a acabar las excusas de dedos y las sutilezas de dirigible, porque me voy a cansar el alma de tanto esperarte, porque juego que tengo un Sniper con mira a tu boca, a dispararte besos hasta de buenas noches con sus buenos días en paquete redondo, y hasta el ciego Cupido, quiere alianzas de papel de cigarrillo para nuestros dedos.
Porque un día como cualquier otro, me voy a diluir en sed de tu boca, si no te apuras a enredarme la cintura y suavizarme los desiertos.
Besame tierra y agua, entre tus dedos de hombre, ignórame de silencio el orgullo de no haberte pedido antes esta escalera para tu cielo.
Porque un día presiento que llegando, te voy a llamar amor o cielo, o para no acomunarme, capaz que te llame con tu nombre y te nombre como tierra conquistada, tengo una bandera para clavar que se llama de un color tan ondeante, tan nosotros.
Porque un día, parecido a ayer o mañana te voy a pedir que te sientes a mi lado, que me abraces los miedos, cosas que sabés porque me has olido la impaciencia y el fuego, porque tu olfato no me equivoca la prosa, me la hierve en sangre y remolinos.

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